Me robó ese instante en que vi el reflejo de lo inesperado…
Desperté con la sensación de sus labios y con su palabra en mi aliento.
Mis temores parecían refugiados al abrazo que suelen recibir los deudos…
La noche confusa y los sueños ajenos me perturbaron el día mientras creía las historias que comprobaron que “ella” era inalcanzable o yo era invisible o imaginado.
Sus mentirosos y ajenos labios me musitaron la condena al exilio de donde “ella” me recogió para mostrarme su propio destello que me ciega y esa su promesa que fue del tiempo como su amor que fue de consuelo…
…ella no es “ella” y sólo entre luces y telas se confunde lo que guardo y lo que me daña.
…contó historias embriagantes y me besó mientras dormí. Soñó robarme mi alma pero eso ya ni a mí me pertenecía.
¿cómo amar sus besos que buscaban sus propios labios?
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