La noche se mostró callada…
opaca, distraída y dolida como la viuda olvidada…
el viento ingresó por todas mis pieles…
“una moneda” dijo alguien. Mientras otros trataron de robarme pertenencias sin saber que lo que se llevaron fue sólo un par de cosas de este mundo.
…qué podía perder en esa noche?.
Caminé retando al destino con el corazón magullado y el amor hecho mierda.
Oculté mi rostro entre las sombras, de las miradas de pena y de las dudas que dudaron y se olvidaron de su nocturna apuesta.
Me detenía en las esquinas porque alguna parte de mí buscaba el camino o su ruta.
Juro que la vi… la sentí pero se mezcló con la frialdad de la noche y la indiferencia de las paredes que no me apoyaban, sólo me engañaban en respaldo para verme caer.
Bocinas y aullidos… pregoneros con sus finales anunciados.
La noche que comenzaba en su cabello… la noche que se reflejó sin brillo de amor en sus ojos…
yo la quise es cierto… yo hubiera renunciado a mi vida por ella. Yo… yo reté a los hechiceros y me enfrenté a ejércitos sin armadura.
Yo confesé que mi corazón era mi única debilidad… y todas las sombras hacia él giraron. Me rodearon… creo que a “ella” la secuestraron y me atacaron.
Cabalgantes del viento me vencían y maldecían…
Caí tantas veces como pude decir su nombre… caí tantas veces como quise protegerla… caí tantas veces que ya no puedo levantarme.
La cuidé lo juro. La amé y tal vez en silencio “ella” fue eterna.
Me veo ahí tirado y vencido… sin respiro y sin sangre pero con heridas y un agónico llanto.
Se llevaron todo y me dejaron sólo lágrimas… la noche se tornó sombra sin siluetas ni su mano.
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