Buenos tiempos mis jóvenes amigos...

He venido a este Mundo para dar amor y abrazar con el alma la esperanza de vida. Ayudar, dar y amar... todo es un mismo sentido de vida. Agradezco a los elementos del Universo por darnos su energía y por permitirnos compartir cada día.
Dios... nos bendice con el día y el respirar que son un milagro.
Gracias a Dios Padre... y gracias a las voluntades de cada uno de ustedes de amar y sonreír.

sábado, 5 de febrero de 2011

Su presencia necesaria… su sonrisa adictiva

Esta noche la vi, me acerqué para escucharla…
Me senté a su lado para retener su aroma y observé para no olvidarla.
Evité que los fantasmas o recuerdos se sumen o susurren.
La vi…
La sentí y callé. Sólo sentirla ya era un milagro…
“ella” susurró algo como un suspiro que convertí en mi nombre (o al menos eso quiero creer).
Pareciera que una década me aprisionó entre la cobardía de no envolverla en mi amor y el dolor de verla partir.
Hoy la vi es cierto, pero su luz fue más intensa que mis propios recuerdos y que los sueños que la guardaron.
Una noche, unos muebles, un lugar y del recuerdo un suspirar.
Deseé abrazarla y no soltarla… burlar al tiempo y al destino apostarle mi vida por tenerla por siempre a mi lado…
…pero, la noche se acordó de ser noche y las voces a su destino llamaban.
Su mano no la alcancé pero si la abracé aún con mi mirada y con una nostalgia de saber que “ella” pudo ser.
Hoy la vi es cierto… hoy volvió a partir y yo a callar.
La vi infinitas veces con el temor de que me viera y partiera… con el temor de que me hablara o recordara.
Soplé mi historia en una burbuja y renuncié a todo para ser el guardián de sus sueños… los lejanos, los utópicos, los dolorosos y esos añorados con su coraje de seguir viviendo y sonriendo.
Vi una tímida lágrima en su suspirar y un corazón en su mirar… la vi subliminal e inalcanzable, frágil y soñada.

Una década en la celda de cristal en donde sólo podía verla andar… hoy la libertad me intimidó y su belleza me calló.
“ella” escucho una brisa mas no mis palabras… no me vio, sólo apenas a una silueta descifró.
“ella”, “ella” continuó su destino y de mí se alejó. Yo la acompañé en silencio y la protegí con amor, y, juro que la amé en silencio y partí entre sombras y recuerdos.
Hoy la vi es cierto…
alguna vez partió y hoy me olvidó… y yo adicto a su belleza quedé.
Adicto… adicto al amor que me pudo dar o al amar que le pude regalar.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué bello eres!!! ¿a quién viste?
qué afortunada es tu "ella". Saludos desde Quito.

Sofía B.

Anónimo dijo...

Increible!
gracias amor de hombre o de espíritu o de trovador o de ser humano o de lo que sea pero eres maravilloso.
Se te ama por sólo vivir así de simple.

Malissa