He vuelto...
al pueblo que vio nacer a mi madre,
al hogar que siempre espera,
a las fotografías que viven con mis relatos,
a esa casa, ese sillón y esos rasgos del tiempo.
He vuelto como todos cuando aman su pasado o como lo hacen los que no
olvidan su esencia.
Veo travesuras que se desvanecieron, sueños que se lograron y abrazos
inmortalizados.
Las calles, los árboles y los inquilinos de este mundo... ahí están, tan
distintos como siempre.
La soltera melancolía me coquetea como a un amante, me cuestiona y solo
quedo.
He vuelto a sentir esos aromas, esas voces y esos recuerdos.
He vuelto… lo sé.
Y no me extrañan las nubes que hoy dibujan esperanzas ni las nuevas
expresiones en los rostros que delatan tímidos corazones.
Permítanme quedarme, abrazar, amar a los hombres y mujeres de este
pueblo sin nacionalidad y de este lugar que nunca se va.
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