Juró que volvería...

No, por favor no…
Silencio no, esta noche no.
Que tu silencio no musite por la orilla de tu alma.
No desprendas la almohada ni sosiegues tu mirada.
Te sentí sólo de pensarte y no te digo lo que significa amarte.
Hoy, encarcelados en la alcoba de tus sueños con tu presencia intimidando mis latidos… esos ciegos, soñadores, amantes, indomables, melancólicos y asfixiantes de su propio paso.
Acá, en donde un destello oculta una lágrima y tu respirar grita: “abrázame”
Acá, rogándole a ésta corta distancia que se vaya para poder sentirte.
Acá, siendo burlado por el destino porque seguro sólo eres una ilusión y el comprobarlo es mi tentación.
Acá, sin nada más que amor y el clamor de verte tan frágil como la magia de una burbuja al viento… tan bella que los ángeles le reclaman a Dios por qué eres mortal… tan inalcanzable que sé que éste instante terminará ante mi mirada y nuestros propios sueños.
Ay bendición celestial que a mi camino has visitado y a tus heridas hemos curado.
Vuela, sueña… abraza y sigue soñando para mostrarme ese silencio tuyo o mío que es tu ser.

“Ella”…… un milagro del tiempo y un regalo del viento.
Vino sólo para partir…
…yo abracé su aroma, “ella” me regaló una sonrisa.
Me prometió que volvería… se acercó, me acarició con pena… y juraría que por su rostro una lágrima moría.
Me cogió de las manos y del suelo me apartó.
Me susurró que con cada atardecer me pensaría y yo le juré entre llanto que con cada manto de brisa soñadora, efímera y pecadora… mi ser, cabalgando al viento, la amaría.
Partió con mi corazón envuelto entre su amor y en el vacío que en mí dejó se guardó su ausencia.